El Síndrome de Fatiga Crónica (SFC) se define como un cuadro de fatiga intensa y continua, que suele aparecer de manera súbita y que permanece por al menos seis meses. Este cansancio no disminuye con el reposo, se agrava con la actividad física y generalmente se acompaña de otros síntomas, como dolor o dificultad para dormir. Poco se sabe respecto a sus causas, pero, según plantea Joseph Yancey del Fort Belvoir Community Hospital de Virginia en una publicación de la Academia Americana de Médicos de Familia (AAFP), esta patología tendría un origen multifactorial que involucra tanto al sistema inmune, como aspectos genéticos. “Se desconoce su causa exacta, pero puede estar asociada a ciertas infecciones virales, como el virus de Epstein – Barr o el virus del herpes humano tipo 6. Este síndrome también se conoce como Encefalomielitis miálgica, ya que causa una inflamación del sistema nervioso debido a una respuesta defectuosa del sistema inmunitario”, agrega el kinesiólogo Gabriel Araya, académico de la Universidad San Sebastián.
En cuanto a la frecuencia con que este síndrome se presenta, la información también es algo incierta. No obstante, según el Consenso Canadiense sobre el SFC o Encefalomielitis miálgica, en un estudio americano que incluyó a más de 28 mil personas, 422 por cada 100 mil personas, tendría esta enfermedad. Según esa misma publicación, el pronóstico es más favorable en niños y jóvenes, y dependerá de la magnitud de los síntomas. De cinco estudios revisados, en adultos, solo entre un 0 y un 6% de los pacientes vuelve a su estado de actividad previo, luego de sufrir Síndrome de Fatiga Crónica. “No es una enfermedad tan prevalente, pero sí se da en mayor proporción en la población femenina. Además, suele presentarse asociada a otras patologías como: fibromialgia, Síndrome de Ehlers – Danlos, Síndrome irritable, Síndrome de Sjögren y sensibilidad química múltiple”, explica Gabriel Araya.
Diagnóstico
No existe una prueba específica para el diagnóstico del SFC, por lo que la historia clínica y la presencia de síntomas es esencial. No obstante, es importante hacer un diagnóstico diferencial, descartando otras posibles patologías, a través de pruebas o exámenes específicos para éstas.
Según un informe del Centro de control de enfermedades de Estados Unidos, para el diagnóstico, el paciente debe presentar los siguientes dos criterios:
- Fatiga inexplicable y persistente por seis meses o más, es de inicio repentino, no se alivia con el descanso y reduce en al menos un 50% los niveles de actividad previo
- Tener al menos cuatro de los siguientes síntomas:
- Alteraciones en la memoria o concentración
- Malestar post esfuerzo físico o mental (cansancio prolongado y extremo)
- Sueño no reparador
- Dolor muscular
- Dolor multi-articular sin hinchazón o enrojecimiento
- Dolores de cabeza distintos en tipo o intensidad, respecto a lo acostumbrado
- Dolor frecuente en la garganta
- Sensibilidad cervical o en ganglios linfáticos axilares
Tratamiento
“Actualmente no existe cura para esta patología. Médicamente su abordaje está asociado, inicialmente, en la identificación y tratamiento de enfermedades asociadas o subyacentes y en el alivio de síntomas, entre los cuales están los trastornos del sueño, depresión y dolor”, explica el Gabriel Araya, académico de la Universidad San Sebastián. El kinesiólogo, además, entrega algunas recomendaciones para los pacientes:
- En caso de presentar síntomas, acudir a un médico inmunólogo o internista, para el diagnóstico y tratamiento
- Tomar descansos adecuados
- Practicar técnicas de relajación de manera constante
- Acudir a un profesional para terapias cognitivo conductuales
- Practicar ejercicio gradual
“Uno de los principales problemas que tienen estos pacientes es el dolor, junto con la intolerancia al ejercicio físico. Por lo tanto, el abordaje kinésico es orientado al manejo de dolor y a mejorar el funcionamiento físico general del paciente. Para ello existen múltiples herramientas que el profesional kinesiólogo puede utilizar. Los agentes físicos pueden ser recomendados para modificar los umbrales de dolor. Por otro lado, la actividad física de baja intensidad de tipo aeróbica podría mejorar la funcionalidad del paciente”, señala el kinesiólogo Gabriel Araya.