
Más de 80 casos se registraron durante este año, siendo las regiones del sur del país las más afectadas.
Durante el 2017 se detectó un aumento en los casos de Hantavirus en Chile, lo que obliga a alertar a la población y extremar las medidas de prevención, especialmente de cara a estas vacaciones de verano.
El Hantavirus es una enfermedad de origen viral, que se transmite al ser humano desde el roedor silvestre Oligorizomys longicaudatus o ratón de cola larga, cuando éste es portador del virus.
En efecto, hasta el 22 de noviembre de 2017 se confirmaron 81 casos de Hantavirus en Chile con 23 fallecidos (28,4% letalidad), correspondiendo el 66,7% de los casos a hombres con un promedio de 38,8 años, según el último informe de la Unidad de Vigilancia, Dpto. de Epidemiología DIPLAS/MINSAL. Por su parte, a igual fecha de 2016 se habían presentado 44 casos en el país, con un 18,2% de letalidad.
¿A qué se debe este incremento?
Según la infectóloga de Clínica Santa María, Claudia Cortés M., “se notó un aumento después de los grandes incendios que hubo el año pasado en la zona central y lo que se postula es que, arrancando de la catástrofe, los ratones se trasladaron a zonas donde no solía haber tanto Hanta. Y otra teoría, aunque todavía no está clara, es que el cambio climático pudiera estar incidiendo en el aumento de ratones y, por ende, en la posibilidad de que haya más casos”.
Lo que sí es claro es que corresponde a una enfermedad estacional, que se presenta mucho más fuertemente entre primavera-verano y en zonas rurales, pues el ratón de cola larga es un roedor silvestre. Por lo tanto, el mayor riesgo lo tienen personas que habitan en dichos sectores poco intervenidos, o bien, quienes por actividades recreacionales acceden a esos sitios.
De hecho, de los casos registrados este año, el 29,6% tuvo como actividad de riesgo el trabajo agrícola, el 19,8% ser estudiante, el 12,3% ser dueña de casa, el 4,9% el trabajo forestal y el 33,4% otra actividad.
Con respecto a los casos por región, en tanto, estos se concentraron principalmente en las regiones del sur del país; con 19 casos en la región de Los Lagos, 16 en Biobío, 16 en La Araucanía y 9 en Los Ríos, alzándose así muy por sobre la media del último quinquenio, según datos de la Unidad de Vigilancia del Departamento de Epidemiología.
Contagio y síntomas
“El contagio se produce al inhalar las partículas virales que están en excremento, saliva u orina del ratón. Tú la orina no la vas a ver, pero si acampas junto a unos matorrales donde habían ratones contagiados, eventualmente vas a poder inhalar esa partícula viral e infectarte”, explica Mónica Lafourcade R., médico microbiólogo de Clínica Santa María y Past president de la Sociedad Chilena de Infectología.
La enfermedad comienza con un cuadro similar a una influenza, con fiebre, dolores musculares y articulares, dolor de cabeza, y a veces acompañado de síntomas gastrointestinales y dificultad respiratoria progresiva.
En ese aspecto, agrega Lafourcade, “lo más importante es la sospecha clínica, porque los síntomas pueden ser súper vagos. Por lo tanto, cuando un médico recibe a un paciente con estos síntomas, siempre tiene que preguntar qué es lo que ha hecho en las últimas dos o tres semanas, para poder hacer un nexo etiológico”.
Entonces, con la sospecha de Hanta instalada, en base al antecedente de haber estado en posible contacto con ratones, se toman los exámenes de anticuerpos y partículas virales en la sangre que confirman la enfermedad.
“La evolución del Hantavirus es impredecible, así que el paciente debe ser derivado lo más pronto a un centro que disponga de asistencia ECMO (ExtraCorporeal Membrane Oxygenation), que es la máquina corazón-pulmón”, señala la médico microbiólogo.
“Además que la cepa chilena es bastante agresiva, porque produce una afección cardiovascular potente. Es decir, no solamente afecta al pulmón, sino también al corazón y por eso la importancia de esta técnica de oxigenación por membrana extracorpórea”, detalla Mónica Lafourcade.
Pronóstico
Un diagnóstico temprano y tratamiento adecuado es fundamental, ya que en pocas horas la enfermedad puede evolucionar a la gravedad y causar la muerte, en la mayoría de los casos por falla pulmonar.
“Desde que tú te expones al contagio, el virus puede tardar en manifestarse de tres a cuarenta y cinco días como máximo, siendo entre catorce y veintiún días lo más habitual. Y lo más importante es el diagnóstico porque, de ser tardío, puedes fallecer en pocas horas si presentas una falla fulminante, o bien, estar en la unidad de cuidados intensivos durante semanas y finalmente fallecer de una complicación secundaria”, expone Claudia Cortés, Vicepresidenta de la Sociedad Chilena de Infectología.
Pero el panorama tampoco es tan desolador, porque asimismo muchos pacientes se recuperan; algunos quedando completamente sanos y otros con secuelas pulmonares, dependiendo de la gravedad del cuadro.
“Cuesta recuperarse, toma su tiempo, pero muchos quedan bien y, de hecho, el uso de la máquina corazón-pulmón ha mejorado la sobrevida de los pacientes de manera significativa. Porque si anteriormente la mortalidad en Chile rondaba entre un 50% o 60%, hoy en día estamos en un 30%”, añade Cortés.
Factores de riesgo y prevención
Aunque el Hantavirus no discrimina entre hombre o mujer, hay mayor riesgo para las edades extremas, así como para aquellas personas que sufren de otros padecimientos.
“Los niños pequeños y los adultos mayores presentan en general una peor evolución y además, si tú eres un paciente que tiene una enfermedad crónica, un daño pulmonar o eres inmunosuprimido y te contagias de Hanta, tu sistema inmunológico va a tener una más mala respuesta”, según declara la infectóloga.
Eso en cuanto a la evolución de la enfermedad, porque en cuanto al contagio, lo único que influye es el contacto directo que se haya tenido con el ratón en su ambiente.
Ahora, si un grupo de scout se interna en un ambiente rural, ¿por qué se contagia uno, por ejemplo y no todos? “Porque ese uno estuvo en un lugar donde el resto no. Por lo tanto, si un niño o un hombre se separó del grupo y se adentró en unos matorrales para hacer sus necesidades, ese fue el que inhaló las partículas de las fecas u orina del ratón, pero el resto no. Además que este virus no se contagia de persona a persona. El contagio es solo directo a través de la inhalación”, detalla Claudia Cortés.
En ese sentido, es fundamental que cada persona tome sus propias medidas de precaución, especialmente en contextos de camping donde haya maleza o caminatas por zonas agrícolas, actividades muy comunes en estos días durante la temporada estival.
Medidas preventivas
Interior de viviendas
- Sellar con materiales resistentes todas las aberturas por donde puedan ingresar roedores.
- Eliminar elementos en desuso que puedan servir como refugio a los mismos.
- Realizar una buena disposición de la basura, a través de tarros cerrados con tapa.
- Mantener alimentos almacenados en envases herméticos.
- No mantener restos de alimentos, incluidos los de mascotas, al alcance de roedores, lavando de forma inmediata lo utilizado y disponiendo los residuos correctamente en tarros de basura.
Exterior de viviendas
- Previo al ingreso a lugares que han permanecido cerrados, se debe ventilar por 30 minutos, abriendo puertas y ventanas. Posterior a esto, rociar con solución de cloro para evitar la formación de aerosoles.
- Mantener despejado, limpio y libre de elementos que sirvan de alimento o refugio para ratones por todo el perímetro de la vivienda.
- Desmalezar y mantener el pasto corto, en un perímetro de 30 metros alrededor de la vivienda.
- Se debe disponer la basura en tarros debidamente cerrados. Si no hay posibilidad de recolección de ésta, se recomienda enterrarla diariamente en lugares alejados de la casa y cubiertos a lo menos por 30 cm. de tierra.
- Conservar protegidas las fuentes de abastecimiento de agua. Si no es potable, siempre utilizarla hervida.-Mantener bodegas a no menos de 30 metros de la vivienda y bien ventiladas.
En el campo y en el camping
- Transitar por senderos o caminos habilitados. No internarse en lugares con vegetación abundante.
- Evitar recolectar frutas silvestres o leña.
- Acampar en lugares abiertos, donde no existan evidencias de roedores. Siempre ir a campings autorizados.
- Aplicar medidas de control de roedores dentro de campamentos.
- Utilizar carpas con piso y enteramente selladas.
- Limpiar el área donde se desea acampar.