
La discapacidad y el deterioro en la calidad de vida son unas de las grandes consecuencias que las alteraciones en los huesos pueden provocar.
La osteoporosis es una enfermedad que se caracteriza por el deterioro en la calidad y arquitectura de los huesos, lo que, si bien no tiene síntomas o efectos directos en la salud de la persona, aumenta considerablemente la fragilidad de su estructura esquelética. De este modo se eleva el riesgo de sufrir una fractura, lo que trae consigo importantes limitaciones y cambios en el estilo de vida. “Se caracteriza por una baja densidad mineral ósea y la pérdida de las propiedades estructurales y biomecánicas requeridas para mantener la homeostasis ósea. Afecta a más de 200 millones de personas a nivel mundial y debido a su alta prevalencia se considera un factor de riesgo importante para la salud pública”, explica el kinesiólogo Vicente Mauri, co-director de Magíster en Terapia Física y Rehabilitación de la Universidad del Desarrollo.
La osteoporosis es de difícil diagnóstico (debido a su silencioso proceso de desarrollo) y afecta en mayor medida a personas sobre los 65 años, especialmente a las mujeres. No obstante, puede afectar a hombres y mujeres de cualquier edad.
Según el informe técnico “Dieta, nutrición y prevención de enfermedades crónicas” de la Organización Mundial de la Salud (OMS), las fracturas causadas por la osteoporosis son una de las principales causas de morbilidad y discapacidad en las personas de edad. Además, señala que la incidencia de las fracturas de vértebras y cadera aumenta de forma exponencial con el avance de la edad, pudiendo estas últimas ser causa de una muerte prematura.
Diagnóstico
Debido a que esta alteración no presenta síntomas clínicos, su diagnóstico es más difícil y debe realizarse mediante un examen imagenológico llamado densitometría ósea. Es por esto que chequeos preventivos a la población con mayor riesgo de desarrollar osteoporosis, son altamente recomendados. Una detección precoz de las alteraciones en el metabolismo de los huesos, puede ayudar a disminuir la prevalencia de fracturas.
Como método diagnóstico, Nancy Lane, especialista del Centro de envejecimiento de la Universidad de California, plantea que la densitometría tipo DEXA es la más utilizada y recomendada, ya que puede detectar disminuciones en la densidad del hueso de forma confiable, exponiendo a la persona a un 90% menos de radiación que la de una radiografía de tórax.
Factores de riesgo e impedimentos
Existen distintos factores que pueden predisponer a la osteoporosis, tanto no modificables, como conductuales. Entre estos destacan la edad, ser de género femenino, tener un déficit de Calcio o Vitamina D, el bajo peso, la menopausia, el consumo de alcohol o tabaco, y algunos desórdenes hormonales. Por otra parte, el consumo de algunos medicamentos, como por ejemplo los antidepresivos o los glucocorticoides, también pueden elevar este riesgo.
Si bien algunos elementos no son modificables, existen variados factores que pueden mejorarse con un estilo de vida más sano, lo que puede prevenir tanto el desarrollo de la osteoporosis, como la adquisición de otras enfermedades crónicas. Abarcar estos problemas a tiempo, puede ahorrar importantes daños irreversibles: “El dolor asociado a la osteoporosis resulta de los cambios estructurales y de la pérdida de movilidad e independencia. Todo esto puede tener un fuerte impacto en la autoestima y en el estado de ánimo. Por eso se hace importantísima la prevención de caídas y posibles fracturas. Por ejemplo, en mujeres con osteoporosis postmenopáusica, la prevalencia de caídas es de 51,1% contra un 29,3% de las mujeres sin osteoporosis. Además, las mujeres con osteoporosis tienden a mostrar una calidad de vida más deteriorada, especialmente en lo relativo a los aspectos físicos, psicológicos y sociales”, resalta Vicente Mauri.
Prevención y rehabilitación
Según lo plantea la OMS, una ingesta suficiente de Calcio y Vitamina D, puede disminuir considerablemente el riesgo de alteraciones en la densidad del hueso en la población adulta mayor. Una responsable exposición a la luz solar puede elevar los niveles de Vitamina D, mientras que fuentes de calcio están en los lácteos, pescados con espinas comestibles, verduras como brócoli y coles, y las leguminosas. Por otra parte, la OMS recomienda las siguientes medidas de protección, destacando la realización de actividad física:
- Aumentar la actividad física
- Reducir la ingesta de sodio
- Elevar el consumo de frutas y verduras
- Mantener un peso corporal saludable
- Evitar el tabaco
- Limitar el consumo de alcohol
La actividad física, tanto en la adultez como la juventud, puede prevenir las fracturas asociadas a la osteoporosis, al incrementar la potencia muscular, el equilibrio y la coordinación. “A través de la anamnesis y ciertas pruebas específicas el kinesiólogo puede identificar el riesgo de sufrir caídas, evaluar la marcha y el equilibrio, el desempeño muscular, la capacidad funcional y la postura. A partir de esta información se pueden diseñar diferentes estrategias terapéuticas que incluyen a ejercicios de estabilidad, equilibrio, fortalecimiento, promoción de posturas adecuadas y mejorar la tolerancia a la carga”, destaca Vicente Mauri, respecto a la rehabilitación kinésica.